Según el dicho popular, y algunos son muy sabios, "de la mar el mero y de la tierra el cordero". Por algo la carne blanca de éste pez es fina y suave y muy nutritiva, mientras que su aporte calórico es muy bajo. Con estas características y lo sencillo que puede ser prepararlo, no es raro que presuma de tan buena fama. Como tengo ya la mente puesta en Navidad, aunque aún no haya entrado diciembre, me ha apetecido hacerlo con este gratinado, que desde que descubriera el buen sabor de la mostaza en las comidas, parece que no puedo vivir sin ella. El resultado no ha podido gustarnos más, un pescado jugoso al que la bechamel enriquecida le aporta más sabor y sustancia, pudiendo ser un segundo plato sin necesidad de guarnición. Lo recomiendo no solo porque me parece muy rico, sino porque no requiere una entretenida elaboración para ser una buena receta.
-1 mero (1.300 kg)
-2 cucharadas de harina
-2 vasos de leche
-1 cucharada colmada de mostaza
-130 g de queso rallado (le he puesto del de cuatro variedades)
-Aceite, pimienta y sal
Ingredientes:
-1 mero (1.300 kg)-2 cucharadas de harina
-2 vasos de leche
-1 cucharada colmada de mostaza
-130 g de queso rallado (le he puesto del de cuatro variedades)
-Aceite, pimienta y sal